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domingo, 18 de julio de 2021

PESQUISA ADELAIDE ABREU DOS SANTOS - TORRE DE BABEL

 TORRE DE BABEL

DIÁRIO INDEPENDENTE

La historia de la Torre de Babel se relaciona con uno de los temas más universales del relato mítico fundacional. Las religiones y los mitos étnicos suelen dar respuestas a todo, como los orígenes y el desarrollo del lenguaje oral. La mayoría de las mitologías no creen que el hombre sea el inventor de las lenguas, pero sí creen en un lenguaje único divino que antecede a las lenguas humanas. El Lenguaje místico usado para comunicarse con los animales o espíritus, como el lenguaje de los pájaros, también es común en los relatos y fue de especial interés durante el Renacimiento.

En el relato de la Torre de Babel, del libro del Génesis en el Antiguo Testamento, Yahveh «castiga» a la humanidad por su arrogancia y hostilidad exponiendo al hombre a gran variedad de lenguas. Pero este castigo puede ser visto al mismo tiempo como un don divino, tal como Adán y Eva, que abre posibilidades a nuevas opciones. Así, la confusión implica la posibilidad de volver a aprender, superar las diferencias y eliminar el odio. Solo así podrá superar la confusión y aprender un nuevo idioma que lo identifique con el prójimo.

Se puede observar que historias parecidas se repiten, como en la tradición sumeria llamada Enmerkar y el Señor de Aratta que ya se ha explicado en el punto anterior. Un grupo de personas de la isla de Hao, en la Polinesia, también cuentan una historia similar a la de la Torre de Babel: «Un dios que enfurecido persiguió a los constructores de la ciudad, destruyó un edificio y cambió el lenguaje del pueblo, por lo que todos hablaban diferentes lenguas».

En Mesoamérica existe un relato acerca de un hombre llamado Coxcox y una mujer llamada Xochiquetzal, que luego de naufragar juntos encima de un trozo de corteza de árbol, llegaron a tierra firme y engendraron muchos hijos. Sin embargo, esos hijos no podían hablar hasta que un día llegó una paloma que les otorgó el don del habla, pero en diferentes idiomas y de igual forma no se podían entender. Entre los Ticuna del Alto Amazonas se dice que todos los pueblos fueron una vez una sola y gran tribu, hablando todos el mismo idioma, hasta que en una ocasión, ellos se comieron dos huevos de colibrí, no se explica por qué, y posteriormente la tribu se dividió en muchos grupos y se dispersó al no poderse comunicar.

Otra historia, atribuida por el historiador nativo Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (c. 1565-1648) a los antiguos toltecas, afirma que los hombres, después de un gran diluvio, se multiplicaron y entonces se erigió una gran torre o Zacuali, para protegerse en el caso de un segundo diluvio. Sin embargo las lenguas aparecen de repente, se confunden y el trabajo se detuvo.

En la antigua Grecia había un mito cuyo relato decía que durante siglos los hombres habían vivido sin ley bajo el imperio de Zeus y que todos podían hablar un mismo idioma dotado por el dios y la diosa de la ingenuidad, Philarios y Philarion. Sin embargo, en una ocasión, el dios Hermes llevó la diversidad en el habla y con ella la separación de las naciones, trayendo consigo la discordia. Zeus entonces renunció a su cargo y cedió su trono al primer rey humano, Foroneo.

En Wa-Sania, un pueblo bantú de África Oriental, tienen una historia acerca del principio de los pueblos de la tierra. Se cuenta que existía un solo idioma, pero que durante una severa hambruna la locura hirió al pueblo, haciendo que la gente vagase hacia todas direcciones, farfullando palabras extrañas y dando forma a los diferentes idiomas.

En su libro de 1918, el antropólogo James George Frazer documentaba similitudes entre los relatos del Antiguo Testamento, como el Diluvio, y leyendas indígenas de todo el mundo. Identificó entonces una historia que se cuenta en la mitología del pueblo Lozi, en donde los hombres malvados construyeron una gran torre de antenas para perseguir al dios creador, Nyambe, que había huido al cielo en una telaraña. Los hombres entonces se pierden cuando colapsaron mástiles de la torre y todos volaron. Frazer también cita las leyendas encontradas entre la gente de la región del Congo, así como de Tanzania, donde los hombres levantaban grandes torres o subían enormes árboles en un fallido intento de llegar a la Luna.

Finalmente, en el Nuevo Testamento se termina redondeando la historia de la dispersión de las lenguas hecha en el Génesis con el relato de la Torre de Babel. En el libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-41) se hace mención al descenso del Espíritu Santo y la restauración del hombre. Esta restauración se manifestó en el Pentecostés con el milagro del «hablar en lenguas». Si en el principio el hombre terminó confundido, ahora esa confusión se superaría en el entendimiento mutuo que hay en las personas que se encuentran con el Señor. El milagro del «hablar en lenguas» del Pentecostés refleja que el amor del dios Yahveh es el nuevo idioma que permite a los hombres entenderse mutuamente.

FIN

sábado, 3 de julio de 2021

PESQUISA DE ADELAIDE ABREU-DOS-SANTOS - SIETE HORRORES DE LA ISLA DEL DIABLO

 SIETE HORRORES DE LA ISLA DEL DIABLO

FLIPADA.COM

    LA ISLA DEL DIABLO ERA UNA PEQUEÑA COLONIA PENITENCIARIA FRANCESA FORMADA REALMENTE POR VARIOS PEQUEÑOS ISLOTES

ISLA DEL DIABLO DE LA GUIANA FRANCESA


          Una de ellas era bastante más grande que las otras, y por eso el término se refiera a una isla en singular. Estaba localizada cerca de la costa de la Guayan Francesa y se enviaba a esta prisión a los peores criminales de la época. Los presos se repartían entre las islas dependiendo del tipo de crimen que cometían o lo peligrosos que eran. En los últimos años de su existencia muchos disidentes fueron llevados a la Isla del Diablo por traición. La isla principal se la conocía como “la gran roca” y tenía unos 137 mil metros cuadrados. Muchos presos que sobrevivieron su estancia en la isla lo describían como una «muerte en vida» y «la guillotina seca».
          Tal era la dureza de la colonia penitenciaria que el 40 por ciento de los que llegaban morían el primer año. Solo los más duros o los que acataban las normas con exactitud tenían una oportunidad de sobrevivir. La cárcel estuvo en activo desde 1852 a 1946, por lo que se puede decir que operó hasta tiempos bastante modernos. Para hacernos una idea de cómo era el horror de la Isla del Diablo, veamos algunas cosas que les esperaba a los convictos.

1 – EL VIAJE EN BARCO PARA LLEGAR A LA ISLA

          El primero paso para llevar a los presos a la Isla del Diablo era coger un barco. El viaje en si ya era mortal para muchos de los convictos que eran transportados. Nada más poner los pies en el barco perdía su identidad. Eran simples números y a nadie le importaba si vivían o morían. Los hombres eran metidos en celdas en la bodega del barco, donde apenas había sitio para moverse. El aire solía ser casi irrespirable y había una casi total oscuridad. En cada celda había unas rústicas hamacas para dormir, aunque no todos tenían la suerte de usarlas. No había suficientes para todos los presos.
         Se dejaba una barril de agua en fuera de las celdas para que los presos bebieran. Tenían que alcanzarlo por los barrotes, y esto era una continua lucha entre ellos. Según el barco entraba en zonas más tropicales, el calor empezaba a hacer mella en los hombres. El calor y la sed hacía que muchos enloquecieran y empezaban las peleas. Los asesinatos dentro de las celdas eran muy comunes. Escaseaba el agua y la comida, y las enfermedades también contribuían a muchas de las muertes. Por estos motivos, muchos convictos no llegaban a la Isla del Diablo.

2 – Intentar escapar del barco se castigaba duramente

         Los presos que iban en el barco no tenían más remedio que obedecer a los guardias. Aun así, muchas veces algunos presos intentaban escaparse de su celda o empezar un motín. Esto era lo peor que podían hacer en este barco de la muerte. Dentro de las celdas pasaban unas tuberías que llevaban vapor muy caliente. Si había una rebelión o intento de fuga se activaban las tuberías y el vapor era liberado quemando a los convictos. Estas tuberías estaban visibles para recordar a todo el mundo que las consecuencias de no obedecer serían terribles.
     También había otro castigo para los presos si hacían demasiado ruido o cantaban en las celdas. Para esto no usaban el vapor. Las celdas tenían unas puertas corredizas que las dejaban herméticamente cerradas. Si había mucho escándalo los guardias encendían palos de sulfuro y los echaban dentro de la celda. Luego cerraban las puertas corredizas dejando el espacio sin apenas aire. Según algunos de los testimonios de algunos guardias que pudieron presenciar este castigo, los convictos empezaban a toser y luego a chillar desesperadamente. Algunos desafiaban el castigo cantando en voz alta, aunque finalmente acababan tosiendo como los demás. Después de un rato solo se oían los quejidos de los hombres. Según decían los guardias, el sulfuro siempre ganaba la batalla en estas ocasiones.

3 – LA LLEGADA A LA ISLA DEL DIABLO

       Cuando los convictos llegaban a la isla, eran llevados hasta la prisión. Muchos se daban cuenta de que no había mucha vigilancia por lo que parecía fácil escaparse. Sin embargo, en poco tiempo se daban cuenta lo difícil de salir de al isla. Las aguas que habían entre las islas y tierra firme era muy peligrosa. Para empezar, las corrientes eran muy fuertes y el riesgo de ahogarse era muy alto. También estaba el problema de los tiburones, los cuales en estas aguas eran especialmente peligrosos. Aun en el caso de que consiguieran llegar a tierra firme, tenían que atravesar una inacabable jungla con todo tipo de peligros. Sin comida y las herramientas necesarias, las posibilidades de sobrevivir eran mínimas.

4 – SE USABAN CADENAS Y GRILLETES DE FORMA HABITUAL

         Aunque la vigilancia no era muy grande, como medida de seguridad se encadenaba a los presos nada más llegar a la isla. Durante el día tenían que llevar estos grilletes y cadenas, pero la noche era peor. Para mayor seguridad se les ponían más cadenas para que no se pudieran mover del camastro. Esta falta de movimiento con unas raciones de comida muy escasas, hacía que muchos enfermaran y acabaran muriendo. Los cuerpos eran atados cargados en carretillas y echados al mar. Cuando esto pasaba se hacía sonar una campana como aviso de que alguien había muerto.
Aunque se llamaba oficialmente campana funeraria, los convictos la llamaban las campas de aviso para cenar, ya que cuando sonaba los tiburones se ponían a circular las aguas esperando a que les echaran la carga. Era una forma bastante rápida de deshacerse de los muertos.

5 – EL CASTIGO PRINCIPAL ERA EL AISLAMIENTO

       Para los convictos que no seguían las reglas de la prisión, el castigo solía ser ponerlos en confinamiento. La pena mínima de este aislamiento era de seis meses y durante este tiempo el preso solo tenía una hora para salir al exterior. El resto del tiempo estaba en una estrecha cela totalmente solo. Muchos hombres acaban con problemas mentales debido a la soledad. Si el preso no había aprendido la lección con este castigo y volvía a hacer algo no autorizado, el castigo era otro. Se le enviaba a la jungla a realizar trabajos forzados donde solían morir en poco tiempo.
         Había un castigo peor que solo se reservaba para casos muy graves. Para los asesinos que golpearan o mataran a un guardia había una pena muy dura que les hacía pensar dos veces el rebelarse. Hubo un caso en los años treinta donde un convicto mato a un guardia de una paliza. Para dar ejemplo a los demás presos, los guardias lo llevaron a la jungla donde estaba el grupo de condenados a trabajos forzados. Se le encadenó a un árbol frente a los demás y quedó expuesto a los elementos, insectos, serpientes y al hambre. Los otros presos eran llevados a la prisión después del trabajo, dejando al hombre encadenado al árbol.

6 –   EL TRATO A LOS PRESOS ERA DE TOTAL INDIFERENCIA

         Como se ha dicho al principio, los convictos perdían su identidad y pasaban a ser ganado que los guardias tenían que llevar de un lado a otro. En varios documentos encontrados se pudo comprobar que los presos no tenían calzado para ir a trabajar a la jungla. Si se herían en los pies nadie se preocupaba de ello lo más mínimo. En varios casos los presos se herían y no podían andar al mismo paso que los demás. Si no iban al mismo ritmo se consideraba insubordinación y podían acabar castigados. Los guardias no se preocupaban de este tipo de cosas.

7 – ¿QUÉ PASABA DESPUÉS DE LA CONDENA?

        Después de cumplir sus sentencias, los que habían sobrevivido la terrible experiencia de la Isla del Diablo eran llevados a la Guayana Francesa. Todavía tenían que pagar un último tributo al estado, y era estar en libertad provisional por el mismo tiempo que habían sido condenados en la Isla del Diablo. Si habían estados 10 años en la isla, tenían que estar en la Guayana Francesa otros 10 años. Después de este tiempo eran totalmente libres y podía marcharse a casa. En el tiempo que estaban en tierra firme tenían que trabajar, ya que necesitaban subsistir y ahorra para pagar el viaje de vuelta a casa.
         Uno de los problemas principales era que había pocos trabajos disponibles para ex convictos. Algunos volvían a delinquir y eran devueltos a la Isla del Diablo. En muchas ocasiones era la única forma de no morirse de hambre, porque al menos en la isla tenían las escasas raciones que les daban.


HOMENAJE A LA ESTUPIDEZ HUMANA