Vistas de página en total

Buscar este blog

viernes, 30 de septiembre de 2022

CUENTOS DE GRIMM - CUENTOS DEL SAPO

CUENTOS DEL SAPO

CUENTOS DE GRIMM



             I

Érase una vez un rapazuelo a quien su madre le daba, cada tarde, una taza de leche y un bollo de pan, y con ellos se iba el niño a la era. En cuanto empezaba a merendar acudía un sapo, que salía de una rendija de la pared, y, metiendo la cabecita en la taza, merendaba con él. El pequeño se gozaba mucho con su compañía, y, una vez sentado con su tacita, si el sapo no acudía en seguida, le llamaba:

"Sapo, sapo, ven ligero;

ven y serás el primero.

Te daré migajitas

en leche empapaditas."

Entonces acudía corriendo el sapo, merendaba de buena gana y mostraba su agradecimiento trayendo al niño, de su secreto tesoro, toda clase de bellas cosas, como piedras brillantes, perlas y juguetes de oro. Se limitaba a beberse la leche, y dejaba el pan, por lo que un día el pequeño, dándole un ligero golpecito en la cabeza con la cucharilla, le dijo:

- ¡Cómete también el pan!

La madre, que estaba en la cocina, al oír que su hijo hablaba con alguien y viendo que golpeaba al sapo con la cucharilla, corrió al patio con un tarugo de leña y mató al pobre animalito.

A partir de entonces empezó a producirse en el niño un gran cambio. Mientras el sapo había comido con él, el muchacho creció sano y robusto; pero desde la muerte del sapo, sus mejillas perdieron su color rosado y empezó a adelgazar a ojos vistas. Poco después comenzó a dejar oír su grito, por la noche, el ave que anuncia la muerte; el petirrojo se puso a recoger ramillas y hojas para una corona fúnebre, y al cabo de unos días, el niño yacía en un ataúd.                                       

             

II

            

                        HUERFANITA

Una niña huerfanita se hallaba un día sentada junto a la muralla de la ciudad, cuando vio que un sapo salía de una rendija que había al pie del muro. Apresuróse a extender a su lado un pañuelo de seda azul, que llevaba alrededor del cuello, sabiendo que a los sapos les gustan mucho esta clase de pañuelos y que sólo a ellos acuden. No bien lo descubrió el animal, volvióse, y, al poco rato, apareció de nuevo con una coronita de oro y, depositándola sobre la tela, retiróse otra vez. La niña levantó la centelleante corona, que estaba hecha de una delicada trama de oro. Poco después asomó nuevamente el sapo, y, al no ver la corona, fue tal su pesadumbre que, arrastrándose hasta la pared, empezó a darse cabezazos contra ella hasta que cayó muerto. Si la niña no hubiese tocado la corona, seguramente el sapo le habría traído muchos más tesoros de los que guardaba en su agujero               

                

III

                       

Grita el sapo:

- ¡Hu-hu, hu-hu!

Dice el niño:

- ¡Ven acá!

Sale el sapo, y el niño le pregunta por su hermanita:

- ¿No has visto a Medias Coloraditas?

Dice el sapo:

- No, yo no, ¿y tú? ¡Hu-hu, hu-hu, hu-hu!

ANÓNIMO - EL GATO Y RATÓN

EL GATO Y EL RATÓN

ANÓNIMO

La sátira es un medio de expresión universal que encontramos en todas las culturas, como vía de acceso a la crítica social. Aunque las referencias directas y el origen se hayan perdido, las relaciones representadas en esta obra son tan antiguas como la propia civilización.

Al igual que en la actualidad, en el Antiguo Egipto los gatos eran llamados a depredar a los ratones que asaltan los almacenes. Esta dicotomía entre depredador y depredado se invertiría en esta pieza de piedra caliza encontrada en la aldea de los artesanos de Deir el-Medina y que se conserva en el Museo de Brooklyn, en Nueva York.

En el dibujo podemos, ver sentado en una silla, a un ratón gordo que huele despreocupadamente la flor que sostiene con una mano, mientras con la otra sostiene una copa con la que exige ser servido, extendiéndola hacia adelante, hacia un sirviente cuyo semblante, sorprendentemente, es el de un gato.

La posición antinatural de servidumbre del gato está reforzada por el abanico que sostiene en una mano, unido al pato asado que ofrece al ratón, mientras porta un paño fino que subraya la intención de servir.

Esta imagen juega con la relación entre la clase alta acomodada y los sirvientes que atienden sus necesidades. La yuxtaposición de los animales domésticos proporcionaría una intensidad adicional a la escena.

martes, 20 de septiembre de 2022

LEYENDA - EL KOALA Y EL EMÚ

EL KOALA Y EL EMÚ

LEYENDA

ANONIMO

Cuenta una antigua leyenda australiana que la tierra, hace millones de años, estaba habitada únicamente por animales. Durante aquel tiempo todos los animales vivían despreocupados y felices, y nadie se quejaba porque había mucha comida y cada cual podía habitar donde mejor le pareciera.

Pero un día sucedió, de manera repentina, que los animales empezaron a discutir entre sí. Nadie recuerda como comenzó aquello pero, en poco tiempo, todos los animales peleaban entre ellos por los temas más tontos que podía haber… ¡qué bronca montaron! Y aquella discusión se extendió tanto que, a unos les dolía la boca de tanto hablar, otros perdieron la voz al gritar…, e incluso algunos se quedaron dormidos, cansados de tanto discutir.

Con el paso del tiempo, aquel malestar hizo que los animales se dieran cuenta de que las discusiones y los conflictos no llevan a ninguna parte. Además, ni siquiera recordaban por qué habían comenzado a discutir, lo cual demostraba aún más si cabe el sinsentido de todo. Así las cosas, intentaron comportarse de forma distinta y con mejores maneras, con conversaciones calmadas y acuerdos, ¡y así todo volvió a ser como antes!

—Al aparecer los animales comienzan a llevarse bien de nuevo, pero yo creo que solo es cuestión de tiempo que todos vuelvan a discutir. Por eso alguien debería tomar el mando, para asegurarse de que esto no vuelva a suceder. Debería haber líderes que sepan mandar sobre el resto de los animales del mundo, y yo sé quiénes deberían ser esos líderes… ¡las aves! ¡Nosotras deberíamos gobernar a los demás animales!

El koala, que era muy lento para hacer las cosas, tardó en tragar la hoja que se estaba comiendo para responder y, cuando lo hizo, dijo con calma:

—¿Y eso por qué?                                                           

—¡Pues es obvio! —Respondió rápido el emú— Nosotras, las aves, somos los animales más rápidos y hermosos que hay, y podemos volar y también nadar; podemos cazar y podemos recolectar frutas… ¡Podemos hacer lo que sea! Y por eso deberíamos ser quienes gobernemos el reino animal.


—Pues yo pienso que…

—¡Y si hay algún ave que debiera gobernar sobre todas las demás, esa somos nosotros, los emúes! —Dijo el emú ufano, interrumpiendo al koala— ¡No hay otro animal como el emú!

Entonces el emú, que estaba muy lleno de orgullo y de vanidad, empezó a inflarse como un globo y creció y creció sin poder controlarse. Y cuando dejó de crecer, su cuerpo era tan grande que no podía manejarlo, y ya no se veía un ave tan hermosa y grácil como solía ser. Tras esto, y sin que el koala tuviera tiempo de decir palabra alguna, el emú se fue corriendo lejos de allí, llorando durante todo el camino, y lo peor es que ya nunca volvió a su tamaño original.


       Por eso cuenta la leyenda que los emúes siempre intentan volar, pero nunca podrán hacerlo por más que lo intenten, pues esa fue la lección que debieron aprender por haber abusado del orgullo y de la vanidad. Los koalas, en cambio, continúan viviendo como antaño, felices y agarrados a las copas de los árboles, llevando una vida tranquila y sin molestar a nadie.                                                                                                                                                                                                                                                   

FIN