EL DOCTOR Y EL ENFERMO
CUENTO
Había un enfermo internado en un
hospital, que cada día se sentía más mal y no veía mejoría alguna en su estado.
Una tarde el médico pasó en sus habituales rondas y le preguntó qué lo
aquejaba, qué síntomas lo hacían sentirse mal. El enfermo le confesó que sentía
que sudaba más de lo común, a lo que el médico respondió, sin detenerse a
chequearlo:
– Eso está bien. Un día después el doctor volvió a visitar a su enfermo y le
preguntó nuevamente qué lo aquejaba.
–Siento que tiemblo y tengo más
escalofríos que en cualquier otro momento de mi vida–dijo el paciente.
- No te desconsueles, eso está bien–agregó
el doctor.
Otra vez al día siguiente pasó lo
mismo y el doctor preguntó al hombre que qué síntomas presentaba como para
sentirse enfermo.
Preocupado, el enfermo le dijo:
-Doctor, he tenido diarrea y no se
van los restantes síntomas.
-Eso está bien–ripostó el doctor,
que ya se iba del lugar cuando escuchó que el enfermo le decía a un familiar
que lo visitaba:
–Creo que de tanto estar bien me
estoy muriendo. Cada día estoy peor.
El doctor se sonrojó por la
vergüenza y desde ese momento comenzó a tomarse verdaderamente en serio la
salud de sus pacientes. Comprendió que hay profesiones que imponen constancia,
seriedad y preocupación, y que uno no puede andar jugando con la vida y
bienestar de los demás.
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