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sábado, 25 de junio de 2022

JEAN DE LA FONTAINE - EL LOBO Y LOS PASTORES

EL LOBO Y LOS PASTORES

JEAN DE LA FONTAINE
       
       Un lobo lleno de humanidade (Si hay tales en el mundo). Hizo un día en su crueldad, aunque sólo lo ejerció por necesidad, una reflexión profunda. Soy odiado, dijo; y de quien? de cada uno.
      El lobo es el enemigo común: Perros, cazadores, aldeanos, se reúnen para su ruina; Júpiter está allá arriba aturdido por sus gritos:
      - Es allí donde Inglaterra está desierta de lobos, ponemos precio a nuestras cabezas.
    No hay escudero que no contra nosotros tales amonestaciones publican; no hay mocoso que no se atreva a gritar
      Que el lobo amenaza inmediatamente a su madre.
       Todo por un burro gruñón, por una oveja podrida, por un perro malhumorado,
         De lo que me hubiera pasado mi deseo.
      - ¡Oye! Bueno, no comamos nada que tuviera vida: - Seguemos la hierba, pastemos, más bien muramos de hambre.
         - ¿Es algo tan cruel?
         - ¿Es mejor atraer el odio universal?
     Diciendo estas palabras, vio pastores, para su asado.          Comer cordero cocinado en un asador.
        - Vaya ! Vaya ! dijo, me culpo a mi mismo.
   La sangre de este pueblo: aquí están sus guardianes. Festejándose con ellos y sus perros; - ¡Y yo, lobo, no tendré reparos en ello! - ¡No, por todos los dioses! No ; sería ridículo:
       Thibaut el cordero pasará, sin que yo lo ponga en el asador; y no solo a él, sino a la madre que amamanta, ¡y el padre que lo engendró.                                       
        Este lobo tenía razón. ¿Se dice que somos vistos?
       Para darse un festín con todas las presas,comer animales; y los reduciremos
     A los platos de la edad de oro tanto como podamos.
        - ¡No tendrán ni cocodrilo ni olla!
        - ¡Pastores, pastores! el lobo esta mal
     Que cuando no es el más fuerte:- ¿Quieres que viva como un ermitaño?
             

JEAN DE LA FONTAINE - LA LEONA FIERA

 LA LEONA FIERA.

FÁBULA

Hubo una vez una leona muy feroz que vivía en un bosque. Aquella leona era tan fiera, tan fiera, que el resto de animalillos del mismo vivían asustados evitando cada día el cruzarse con ella. Y es que la leona se dedicaba a cazar cachorros de todas las especies para saciar su hambre y sin preocuparse ni un momento por la tristeza que aquello pudiera generar en sus vecinos. La Leona consideraba que no había carne más rica y suculenta que la de los cachorrillos del bosque y se dedicaba a perseguirlos y a amenazarlos de día y de noche. Tampoco respondía a las súplicas de sus vecinos, que pedían constantemente a La Leona que dejase de atemorizar a sus cachorros.

- “¡Deberíais sentiros afortunados de que los prefiera a ellos antes que a vosotros!”, les respondía continuamente La Leona.

Quiso la vida que, con el tiempo, aquella leona también tuviese cachorros. ¡Qué contenta se sentía al verlos crecer y sentirlos a su lado! ¡Cuánta compañía tenía! Adoraba jugar con ellos y el simple hecho de poder contemplarlos mientras se divertían o dormían plácidamente. Pero un día, entre tanta felicidad, llegaron al bosque unos cazadores que pretendían apoderarse de sus pequeños cachorros. Cada vez que amanecía, la leona tenía que echarse sobre el lomo a los cachorros y hacer mil peripecias para escapar de aquellos temibles cazadores. Cansada de esconderse y convencida de que ya no les quedaban a los cazadores muchos rincones por explorar, la leona decidió pedir ayuda a su vecinos los animales del bosque. ¡Qué desconsuelo y qué tristeza sintió la leona al ver que ni uno solo de sus vecinos abría la puerta de su casa! Y es que la leona no había tenido ninguna consideración con aquellos animales y el tiempo le pagó con creces su actitud. Los cachorros de la leona no sufrieron ningún daño, y comenzaron una nueva vida en otro bosque y con otra actitud: la de hacer muchos amigos y nuevos vecinos a los que querer y respetar por siempre.                                                                                                                

OBS. Intenté descubrir el autor, pero como no lo alcancé, indiqué a La Fontaine, ya que ha sido el que más las escribió.