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sábado, 21 de marzo de 2015

ANÓNIMO - EL HADA DEL LAGO

EL HADA DEL LAGO
ANÓNIMO
la-dama-del-lago | talismanesyamuletos.org

Lista: HORÓSCOPO DE LAS HADAS.Hace mucho, mucho tiempo, mucho antes incluso de que  hombres llenaran la tierra y construyeran sus grandes ciudades , existía un lugar misterioso, un gran y precioso lago, rodeado de grandes árboles y custodiado por un hada, al que todos llamaban la hada del lago. Era justa y muy generosa, y todos sus vasallos estaban siempre dispuestos a servirla. Pero de pronto llegaron unos malvados seres que amenazaron el lago, sus bosques y a sus habitantes. Tal era el peligro, que el hada solicitó a su pueblo que se unieran a ella, pues había que hacer un peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos, con el fin de encontrar la Piedra de Cristal, que les dijo, era la única salvación posible para todos.
El hada advirtió que el viaje estaría plagado de peligros y dificultades, y de lo difícil que sería aguantar todo el viaje, pero ninguno se echó hacia atrás. Todos prometieron acompañarla hasta donde hiciera falta, y aquel mismo día, partió hacia lo desconocido con sus 80 vasallos más leales y fuertes.
La Dama del Lago. El señor de los anillos. | Hadas, Mitología ...
El camino fue mucho más terrible, duro y peligroso que lo predicho por el hada. Se tuvieron que  enfrentar a terribles bestias, caminaron día y noche y vagaron perdidos por un inmenso desierto, que parecía no tener fin, sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino, hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era considerado como el más valiente del lago, ni el mejor luchador, ni tan siquiera el más listo o divertido, pero fielmente continuó junto a su hada sin desfallecer. Cuando ésta le preguntaba de dónde sacaba la fuerza para seguir y por qué no abandonaba como los demás, Sombra respondía siempre lo mismo "Mi señora, os prometí que os acompañaría a pesar de las dificultades y peligros, y éso es lo que hago. No me voy a ir a casa sólo porque que todo lo que nos advertiste haya sido verdad".
Gracias a su leal Sombra el hada pudo por fin encontrar la cueva donde se hallaba la Piedra de Cristal, pero dentro había un monstruoso Guardián, grande y muy poderoso que no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en un gesto más de la lealtad que le profesaba al hada, se ofreció a cambio de la piedra, y se quedó al servicio del monstruo por el resto de sus días.
     La poderosa magia de la Piedra de Cristal hizo que el hada regresara al lago inmediatamente y así pudo expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues gracias a aquel desinteresado y generoso compromiso surgió un amor más fuerte que ningún otro. Y en su recuerdo, el hada quiso mostrar a todos lo que significaba el valor de la lealtad y el compromiso, y regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada.
Cuenta cuentos.: El hada y la sombra.

martes, 17 de marzo de 2015

HANS CHRISTIAN ANDERSEN - LA PRINCESA Y EL GUISANTE

La Princesa y el Guisante
Érase una vez un príncipe que quería casarse, pero tenía que ser con una princesa de verdad.
De modo que dio la vuelta al mundo para encontrar una que lo fuera; pero aunque en todas partes encontró no pocas princesas, que lo fueran de verdad era imposible de saber, porque siempre había algo en ellas que no terminaba de convencerle.
Así es que regresó muy desconsolado, por su gran deseo de casarse con una princesa auténtica.
Una noche estalló una tempestaLa princesa y el guisanted horrible, con rayos y truenos y lluvia a cántaros; era una noche, en verdad, espantosa. De pronto golpearon a la puerta del castillo, y el viejo rey fue a abrir.
Afuera había una princesa. Pero, Dios mío, ¡qué aspecto presentaba con la lluvia y el mal tiempo! El agua le goteaba del pelo y de las ropas, le corría por la punta de los zapatos y le salía por el tacón y, sin embargo, decía que era una princesa auténtica.
 «Bueno, eso ya lo veremos», pensó la vieja reina. Y sin decir palabra, fue a la alcoba, apartó toda la ropa de la cama y puso un guisante en el fondo. Después cogió veinte colchones y los puso sobre el guisante, y además colocó veinte edredones sobre los colchones.
 La que decía ser princesa dormiría allí aquella noche. A la mañana siguiente le preguntaron qué tal había dormido.
 -¡Oh, terriblemente mal! -dijo la princesa-. Apenas si he pegado ojo en toda la noche. ¡Sabe Dios lo que habría en la cama! He dormido sobre algo tan duro que tengo todo el cuerpo lleno de magulladuras.
¡Ha sido horrible! Así pudieron ver que era una princesa de verdad, porque a través de veinte colchones y de veinte edredones había notado el guisante. Sólo una auténtica princesa podía haber tenido una piel tan delicada.
El príncipe la tomó por esposa, porque ahora pudo estar seguro de que se casaba con una princesa auténtica, y el guisante entró a formar parte de las joyas de la corona, donde todavía puede verse, a no ser que alguien se lo haya comido.

 ¡Como veréis, éste sí que fue un auténtico cuento!▷ Cuento de La Princesa y el Guisante en inglés | Cuentos en inglés
FIN

ANÓNIMO - BAMBI

Bambi

 ANÔNIMO

Érase una vez un bosque donde vivían muchos animales y donde todos eran muy amiguitos. Una mañana un pequeño conejo llamado Tambor fue a despertar al búho para ir a ver un pequeño cervatillo que acababa de nacer.
Se reunieron todos los animalitos del bosque y fueron a conocer a Bambi, que así se llamaba el nuevo cervatillo. Todos se hicieron muy amigos de él y le fueron enseñando todo lo que había en el bosque: las flores, los ríos y los nombres de los distintos animales, pues para Bambi todo era desconocido.
Todos los días se juntaban en un claro del bosque para jugar. Una mañana, la mamá de Bambi lo llevó a ver a su padre que era el jefe de la manada de todos los ciervos y el encargado de vigilar y de cuidar de ellos.

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Cuando estaban los dos dando un paseo, oyeron ladridos de un perro. ¡Corre, corre Bambi! -dijo el padre- ponte a salvo. ¿Por qué, papi?, preguntó Bambi. Son los hombres y cada vez que vienen al bosque intentan cazarnos, cortan árboles, por eso cuando los oigas debes de huir y buscar refugio.
Resultado de imagem para BAMBI gifPasaron los días y su padre le fue enseñando todo lo que debía de saber pues el día que él fuera muy mayor, Bambi sería el encargado de cuidar a la manada. Más tarde, Bambi conoció a una pequeña cervatilla que era muy muy guapa llamada Farina y de la que se enamoró enseguida.
Un día que estaban jugando los dos oyeron los ladridos de un perro y Bambi pensó: ¡Son los hombres!, e intentó huir, pero cuando se dio cuenta el perro estaba tan cerca que no le quedó más remedio que enfrentarse a él para defender a Farina.
Cuando ésta estuvo a salvo, trató de correr pero se encontró con un precipicio que tuvo que saltar, y al saltar, los cazadores le dispararon y Bambi quedó herido.
Pronto acudió su papá y todos sus amigos y le ayudaron a pasar el río, pues sólo una vez que lo cruzaran estarían a salvo de los hombres, cuando lo lograron le curaron las heridas y se puso bien muy pronto.
Pasado el tiempo, nuestro protagonista había crecido mucho. Ya era un adulto. Fue a ver a sus amigos y les costó trabajo reconocerlo pues había cambiado bastante y tenía unos cuernos preciosos.
El búho ya estaba viejecito y Tambor se había casado con una conejita y tenían tres conejitos. Bambi se casó con Farina y tuvieron un pequeño cervatillo al que fueron a conocer todos los animalitos del bosque, igual que pasó cuando él nació.
Vivieron todos muy felices y Bambi era ahora el encargado de cuidar de todos ellos, igual que antes lo hizo su papá, que ya era muy mayor para hacerlo.

FIN

domingo, 15 de marzo de 2015

JUAN MANUEL - CUENTO I DE LO QUE ACONTECIÓ AL REY CON UN MINISTRO SUYO - JUAN MANUEL

Cuento I
De lo que aconteció al rey con un ministro suyo
Juan Manue
Acaeció una vez que el conde Lucanor estaba hablando en secreto con Patronio, su consejero, y le dijo:
–Patronio, a mí me acaeció que un gran hombre y muy honrado y muy poderoso y que da a entender que es algo mi amigo, me dijo pocos días ha, en muy gran secreto, que por algunas cosas que le habían acaecido, que era su voluntad partirse de esta tierra y no tornar a ella de ninguna manera; y por el amor y la gran confianza que en mí tenía, que me quería dejar toda su tierra: lo uno vendido y lo otro encomendado. Y pues esto quiere, paréceme muy gran honra y gran aprovechamiento para mí. Y vos decidme y aconsejadme lo que os parece en este hecho.
–Señor conde Lucanor –dijo Patronio–, bien entiendo que el mi consejo no os hace gran mengua, pero pues vuestra voluntad es que os diga lo que en esto entiendo, y os aconsejé sobre ello, lo haré luego. Primeramente, os digo que esto que os dijo aquel que pensáis que es vuestro amigo, lo hizo para probaros. Y parece que os aconteció con él como aconteció a un rey con un su ministro.

El conde Lucanor le rogó que le dijese cómo había sido aquello.

Es mucho más peligrosa la envidia de los “amigos” que el odio de ...
–Señor –dijo Patronio–, un rey hubo que tenía un ministro en quien se fiaba mucho. Y porque no puede ser que los hombres que alguna bienandanza tienen, que algunos otros no tengan envidia de ellos, por la privanza y bienandanza que aquel su ministro tenía, otros ministros de aquel rey tenían muy gran envidia y se esforzaban en buscarle mal con el rey, su señor. Y comoquiera que muchas razones le dijeron, nunca pudieron arreglar con el rey que le hiciese ningún mal, ni aun que tomase sospecha o duda de él ni de su servicio. Y desde que vieron que por otra manera no podían acabar lo que querían hacer, le hicieron entender al rey que aquel su ministro se esforzaba en disponer las cosas para que él muriese; y que un hijo pequeño que el rey tenía, que quedase en su poder; y desde que él hubiese apoderado de la tierra, que arreglaría cómo muriese el mozo y que quedaría él como señor de la tierra. Y comoquiera que hasta entonces no habían podido poner en ninguna duda al rey contra aquel su privado, desde que esto le dijeron, no pudo sufrir el corazón que no tomase de él recelo. Porque en las cosas en que hay tan gran mal, que no se pueden remediar si se hacen, ningún hombre cuerdo debe esperar de ello la prueba. Y por ende, desde que el rey fue caído en esta duda y sospecha, estaba con gran recelo, pero no se quiso mover a ninguna cosa contra aquel su ministro, hasta que de esto supiese alguna verdad.
Montaje fotografico la envidia - Pixiz
Y aquellos otros que buscaban mal a aquel su ministro le dijeron de una manera muy engañosa cómo podría probar que era verdad aquello que ellos decían, e informaron bien al rey sobre una manera engañosa, según adelante oiréis, cómo hablase con aquel su ministro. Y el rey puso en su corazón hacerlo e hízolo.
Y estando, al cabo de algunos días, el rey hablando con aquel su ministro, entre muchos otros asuntos de que hablaron, le comenzó un poco a dar a entender que se despegaba mucho de la vida de este mundo y que le parecía que todo era vanidad. Y entonces no le dijo más. Y después, al cabo de algunos días, hablando otra vez solos con aquel su ministro, dándole a entender que sobre otro asunto comenzaba aquella charla, tornole a decir que cada día se pegaba menos de la vida de este mundo y de las costumbres que en él veía. Y esta razón le dijo tantos días y tantas veces hasta que el ministro entendió que el rey no tomaba ningún placer en las honras, ni en las riquezas, ni en ninguna cosa de los bienes ni de los placeres que en este mundo había. Y desde que el rey entendió que aquel su ministro había comprendido bien aquella intención suya, díjole un día que había pensado en dejar el mundo e irse desterrado a tierra en donde no fuese conocido, y buscar algún lugar extraño y muy apartado en el cual hiciese penitencia de sus pecados. Y que, de aquella manera, pensaba que tendría Dios merced de él y que podría obtener la su gracia por la cual ganase la gloria del Paraíso.
Cuando el ministro del rey esto le oyó decir, se lo afeó mucho diciéndole muchas razones por las cuales no lo debía hacer. Y entre otras razones le dijo que si esto hiciese, que haría muy gran deservicio a Dios en dejar tantas gentes como tenía en su reino que tenía él bien mantenidas en paz y en justicia, y que estaba seguro de que luego que de allí se partiese, que habría entre ellos muy gran bullicio y muy grandes contiendas de las cuales tomaría Dios muy gran deservicio y la tierra muy gran daño, y aun cuando por todo esto no lo dejase, que lo debía dejar por la reina, su mujer, y por su hijo muy pequeñuelo que dejaba: - Que estaba seguro de que estarían en muy gran riesgo tanto de los cuerpos como de la hacienda.
Y a esto respondió el rey que antes que él decidiese de todos modos partirse de aquella tierra, había pensado él la manera cómo dejaría a recaudo su tierra para que su mujer y su hijo fuesen servidos y toda su tierra guardada; y que la manera era ésta: que bien sabía el ministro que el rey le había criado y le había hecho mucho bien y que le había hallado siempre leal y que le había servido muy bien y muy derechamente; y que por estas razones fiaba en él más que en otro hombre del mundo, y que tenía por bien dejar a la mujer y al hijo en su poder, y entregarle y apoderarle de todas las fortalezas y lugares del reino para que ninguno pudiese hacer ninguna cosa que fuese en deservicio de su hijo; y si el rey tornase después de algún tiempo, que estaba cierto de que hallaría bien cuidado todo lo que dejase en su poder; y si por ventura muriese, que estaba cierto de que serviría muy bien a la reina, su mujer, y de que criaría muy bien a su hijo, y que le tendría muy bien guardado el su reino hasta que tuviese edad y lo pudiese muy bien gobernar; y así, de esta manera, tenía que dejaba a recaudo toda su hacienda.
Es mucho peor la envidia de los “amigos” que el odio de los ...
Cuando el ministro oyó decir al rey que quería dejar en su poder el reino y el hijo, comoquiera que no lo dio a entender plúgole mucho de corazón, entendiendo que pues todo quedaba en su poder, que podría obrar en ello como quisiese.
Este ministro tenía en su casa un su cautivo que era hombre muy sabio y muy gran filósofo. Y todas las cosas que aquel ministro del rey había de hacer, y los consejos que le había de dar, todo lo hacía por consejo de aquel su cautivo que tenía en casa.
Y luego que el privado se partió del rey, se fue donde su cautivo y contóle todo lo que le había acontecido con el rey, dándole a entender, con muy gran placer y muy gran alegría, cuán de buena ventura era, pues el rey le quería dejar todo el reino y a su hijo en su poder.
Imágenes de Envidia con frases para personas envidiosas | Frases ...
Cuando el filósofo, que estaba cautivo, oyó decir a su señor todo lo que había pasado con el rey, y cómo el rey había entendido que él quería tomar bajo su poder a su hijo y el reino, entendió que era caído en un gran yerro y comenzole a denostar muy fuertemente y díjole que estuviese seguro de que estaba en muy gran peligro para el cuerpo y para toda su hacienda: porque todo aquello que el rey le había dicho, no había sido porque el rey tuviese voluntad de hacerlo, sino que algunos que le querían mal habían convenido con el rey que le dijese aquellas razones para probarle; y pues había entendido el rey que le placía, que estuviese seguro de que tenía el cuerpo y su hacienda en muy gran peligro.
Cuando el ministro oyó aquellas razones estuvo en muy gran cuita porque entendió verdaderamente que todo era así como aquel su cautivo le había dicho. Y desde que aquel sabio que tenía en su casa le vio en tan gran cuita, aconsejole que optase una manera por la cual podría escapar de aquel peligro en que estaba.
Personas envidiosas: El homenaje de la mediocridad al talento - EL ...
Y la manera fue ésta: luego, aquella noche hízose raer la cabeza y la barba, y buscó una vestidura muy mala y toda despedazada, tal cual la suelen traer estos hombres que andan pidiendo las limosnas andando en sus romerías, y un bordón y unos zapatos rotos y bien herrados. Y metió entre las costuras de aquellos pedazos de su vestidura una gran cuantía de doblas. Y antes de que amaneciese fuese para la puerta del rey, y dijo a un portero que allí halló que dijese al rey que se levantase para que se pudiesen ir antes de que la gente despertase, porque él allí estaba esperando, y mandole que lo dijese al rey en gran secreto. Y el portero quedó muy maravillado cuando le vio venir de tal manera, y entró donde el rey y díjoselo así como aquel su ministro le había mandado. De esto se maravilló mucho el rey, y mandó que le dejase entrar.
Desde que lo vio como venía, preguntóle por qué había hecho aquello. El ministro le dijo que bien sabía cómo le había dicho que se quería ir desterrado, y pues él así lo quería hacer, que nunca quisiese Dios que él desconociese cuánto bien le había hecho; y que así como de la honra y del bien que el rey había tenido había tomado muy gran parte, que así era muy gran razón que de la laceria y del destierro que el rey quería tomar, que él igualmente tomase su parte. Y que pues el rey no se dolía de su mujer y de su hijo y del reino y de lo que acá dejaba, que no era razón que se doliese él de lo suyo: y que iría con él y que le serviría de manera que ningún hombre lo pudiese saber; y que aun llevaba para él tanto haber metido en aquella vestidura que abundaría asaz para toda su vida, y que pues de irse habían, que se fuesen antes de que pudiesen ser conocidos.
La gente envidiosa... - No Me Odies Por Ser Cabrona Y Bonita ...
Cuando el rey entendió todas aquellas cosas que aquel su ministro le decía, tuvo que se lo decía todo con lealtad y agradecióselo mucho, y contole toda la manera cómo había de ser engañado y que todo aquello lo había hecho el rey para probarlo. Y así, habría aquel ministro de ser engañado por mala codicia, y quísole Dios guardar, y fue guardado por el consejo del sabio que tenía cautivo en su casa.
Y vos, señor conde Lucanor, es menester que os guardéis, no seáis engañado por éste que tenéis por amigo; porque seguro estad que esto que os dijo que no lo hizo sino para probar qué es lo que tenía en vos. Y conviene que de tal manera habléis con él, que entienda que queréis todo su pro y su honra, y que no tenéis codicia de ninguna cosa de lo suyo; porque si el hombre no guarda a su amigo, no puede durar entre ellos el amor largamente. El conde se tuvo por bien aconsejado con el consejo de Patronio, su consejero, e hízolo como él le había aconsejado y se halló en ello bien.
Y entendiendo don Juan que estos ejemplos eran muy buenos, los hizo escribir en este libro, e hizo estos versos en que se pone la sentencia de los ejemplos. Y los versos dicen así:
- No os engañéis ni creáis que, como donado, hace ningún hombre por otro su daño de grado.
Y otros dicen así:
- Por la piedad de Dios y por el buen consejo sale  el hombre de cuita y cumple su deseo.
Envidia - Frases De Amor, Reflexion Y Vida ツ | Facebook

jueves, 12 de marzo de 2015

VIDEO TOMÁS ORTIZ MARTINEZ - TE ESPERARÉ


Te esperaré
TOMÁS ORTIZ MARTINEZ
Compositor: Jorge Blanco e Pablo Espinoza
álbum Te Esperaré. Te Esperaré. Cuisillos. Gravadora: Universal Music;
GÉNERO: R & B
 Ano: 2014
Por tu amor yo renací
Y eres todo para mi
Hace frío y no te tengo
Y el cielo se a vuelto gris

Puedo pasar mil años
Soñando que vienes a mi
Por que esta vida
No es vida sin ti
Te esperare por que a vivir
Tu me enseñaste
Te seguire por que mi mundo
Quiero darte

Hasta que vuelvas
Te esperare
Y haré lo que sea
Por volverte a ver

Quiero entrar en tu silencio y
El tiempo detener
Navegar entre tus besos y junto a ti crecer

Puedo passar mil años
Soñando que vienes a mi
Por que esta vida
No es vida sin ti
Te esperare por que a vivir
Tu me enseñaste
Te seguire por que mi mundo
Quiero darte

Hasta que vuelvas
Te esperare
Y haré lo que sea
Por volverte a ver

Te esperare aunque la espera sea un invierno
Te seguire aunque el camino sea eterno
Mi corazon no te puede olvidar
Te esperare por que a vivir
Tu me enseñaste

Te seguire por que mi mundo
Quiero darte
Hasta que vuelvas
Te esperare

Y haré lo que sea
Por volverte a amar
Te esperare por que a vivir
Tu me enseñaste

Te seguire por que mi mundo
Quiero darte
Hasta que vuelvas
Te esperare

Y haré lo que sea
Por volverte a amar


Te esperaré

miércoles, 4 de marzo de 2015

HERMANOS GRIMM - HANZ, MI ERIZO

HanZ, mi erizo
HERMANOS GRIMM

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Adaptado de un cuento alemán. La esposa de un granjero, estaba ansiosa por tener un hijo, tanto que no le importaba qué apariencia tuviera con tal de ver cumplido su deseo. La imprevisible fortuna le hizo alumbrar un híbrido entre humano y erizo: cubierto de suaves púas, bípedo y con hocico. Le llamaronHans, y su madre lo amaba tiernamente, pero no su padre, que lo despreciaba claramente y se avergonzaba de él. Hans al verse diferente de los demás jóvenes, decidió irse de su casa, con varios animales de corral que su padre le dio, y montado en su descomunal y ridículo gallo partió para ir a vivir a un oscuro bosque, donde levantó su hogar y vivió desde entonces con los animales salvajes.
Un día el Rey de esas tierras se extravió en el bosque siguiendo una hermosa melodía dulce e inquietante a la vez que comenzaba con un "Hola" y terminaba con un "Adiós". Llegó a un hermoso palacio que en si era la de Hans, el cual invitó al Rey suculentos manjares y luego, usó su gaita para interpretarle aquella melodía. El Rey se quedó dormido, despertó a las afueras de su reino y, agradeciendo a Hans por haberle salvado la vida, le hizo una apresurada promesa: "Transcurridos a partir de ahora un año y un día te entregaré el primer ser vivo que me reciba a mi llegada a palacio", creyendo claro, que el primero que lo recibiría seria su perro, pero sucedió algo no previsto, porque en lugar del perro, salió su hija a recibirlo.
Después de un año y un día Hans llegó al palacio, y al conocer su premio reclamó la mano de la princesa en matrimonio prometiéndole su amor. La princesa aceptó, entristecida por su suerte pero convencida de que sería muy feo romper una promesa dada su condición de hija del Rey. Así pues, se celebra en el castillo la boda más amarga en la historia del reino, tras lo cual Hans el Erizo se llevaría a la princesa a vivir a su lado. No obstante, Hans ocultaba un secreto que ella pronto lo descubre, y este era, lo que ocurría a medianoche con el erizo, que dejaba sus púas y se convertía en hombre. Sin perder el tiempo, laPrincesa comentó su secreto a su madre, quien ésta le dijo que queme las púas del erizo en la chimenea, para así liberar a Hans del hechizo, sin embargo, esto empeora drásticamente dicho hechizo, y Hans deja a la princesa apresuradamente montado en su ridículo gallo.
Arrepentida, la Princesa encargó que le hicieran tres pares de zapatos de hierro y, siempre calzada con ellos, salió en búsqueda de su esposo por todo el mundo. Pasado mucho tiempo, por fin encuentra aHans, en una pequeña choza en un bosque, él la reconoce, pero no se extraña al verla, la Princesa le comenta la aventura y cambios que sufrió por encontrarlo e inesperadamente decide abrazarlo, pero Hansno desea lo mismo, y trata de alejarla de el, pero entre forcejeos, el amor de la Princesa, hace que Hansretome su forma humana, y así, es liberado de hechizo.Pin on İşkence
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HERMANOS GRIMM - JUAN SIN MIEDO

JUAN SIN MIEDO
CUENTO DE LOS HERMANOS GRIMM

Había una vez un padre que tenía dos hijos, el mayor de los dos era listo y prudente, y podía hacer cualquier cosa. Pero el joven, era estúpido y no podía aprender ni entender nada, y cuando la gente lo veía pasar decían:
- Este chico dará problemas a su padre. - Cuando había que hacer algo, era siempre el hermano mayor el que tenía que hacerlo, pero si su padre le mandaba a traer algo cuando era tarde o en mitad de la noche, y el camino le conducía a través del cementerio o algún otro sombrío lugar, contestaba:
- ¡Oh no padre!, no iré, me causa pavor. - Ya que tenía miedo.
Cuando se contaban historias alrededor del fuego que ponían la carne de gallina, los oyentes algunas veces decían:
- ¡Me da miedo! - El chico se sentaba en una esquina y escuchaba como los demás, pero no podía imaginar lo que era tener miedo:

- Siempre dicen: "Me da miedo" o "Me causa pavor". - pensaba -Esa debe ser una habilidad que no comprendo.
Juan sin miedo | Llevatetodo
Ocurrió que el padre le dijo un día al muchacho:
- Escúchame con atención, te estás haciendo grande y fuerte, y debes aprender algo que te permita ganarte el pan.
- Bien padre, - respondió el joven - la verdad es que hay algo que quiero aprender, si se puede enseñar. Me gustaría aprender a tener miedo, no entiendo del todo lo que es eso. - El hermano mayor sonrió al escuchar aquello y pensó: "Dios santo, que cabeza de adoquín es este hermano mío. Nunca servirá para nada.
El padre suspiró y le respondió: - pronto aprenderás a tener miedo, pero no vivirás de eso. - Poco después el sacristán fue a la casa de visita y el padre le expuso su problema, contándole que su hijo menor estaba tan retrasado en cualquier cosa que no sabía ni aprendía nada.
-Fíjate - le dijo el padre - cuando le pregunté cómo iba a ganarse la vida me dijo que quería aprender a tener miedo.
- Si eso es todo. - respondió el sacristán - puede aprenderlo conmigo. Mándamelo y lo despabilaré pronto - El padre estaba contento de enviar a su hijo con el sacristán porque pensaba que aquello serviría para entrenar al chico. Entonces el sacristán tomó al chico bajo su tutela en su casa y tenía que hacer sonar la campana de la iglesia. A los dos días el sacristán lo despertó a media noche, y lo hizo levantarse para ir a la torre de la iglesia y tocar la campana.

"Pronto aprenderás lo que es tener miedo" pensaba el sacristán. Este sin que el chico se diese cuenta, se le adelantó y subió a la torre. Cuando el chico estaba en lo alto de la torre y se dio la vuelta para coger la cuerda de la campana vio una figura blanca de pie en las escaleras al otro lado del pozo de la torre.
Expresso da Meia-Noite. O poder libertador da ação-reflexão e a ...
- ¿Quién está ahí?- gritó el chico, pero la figura no respondió ni se movió.
- Responde, - gritó el chico - o vete. No se te ha perdido nada aquí por la noche. - El sacristán, sin embargo, continuó de pie inmóvil para que el chico pensara que era un fantasma. El chico gritó por segunda vez:

- ¿Qué haces aquí? Di si eres honrado o de lo contrario te tiraré por las escaleras. - El sacristán pensó que era un farol así que no hizo ningún ruido y permaneció quieto como una estatua de piedra. Entonces el chico le avisó por tercera vez y como no sirvió de nada, se lanzó contra él y empujó al fantasma escaleras abajo. 
377 mejores imágenes de ESCALERAS ANTIGUAS | Escaleras, Disenos de ...
El "fantasma" rodó diez escalones y se quedó tirado en una esquina. Entonces el chico hizo sonar la campana, se fue a casa, y sin decir una palabra se fue a la cama y se durmió. La esposa del sacristán estuvo esperando a su marido un buen rato, pero no regresó. Al rato se inquietó y despertó al chico. Le preguntó:
-¿Sabes dónde está mi marido? Subió a la torre antes que tú.

- No lo sé. - respondió el chico - Pero alguien estaba de pie al otro lado del pozo de la torre, y como no me respondía ni se iba, lo tomé por un ladrón y lo tiré por las escaleras. Ve a ver si era él, sentiría que así fuese. - La mujer salió corriendo y encontró a su marido quejándose en la esquina con una pierna rota. Lo llevó abajo y luego llorando se apresuró a ver al padre del chico.
Primeiros socor para imprimir , desenho Primeiros socor
- Tu hijo, - gritaba ella - ha sido el causante de un desastre. Ha tirado a mi marido por las escaleras de forma que se ha roto una pierna. Llévate a ese inútil de nuestra casa. - El padre estaba aterrado y corrió a regañar al muchacho: -¿Qué broma perversa es esta?, el Demonio debe habértela metido en la cabeza.
- Padre, - respondió - escúchame. Soy inocente. Él estaba allí de pie en mitad de la noche como si fuese a hacer algo malo. No sabía quién era y le dije que hablara o se fuera tres veces.
-¡Ah!- dijo el padre - sólo me traes disgustos. Vete de mi vista, no quiero verte más.
- Sí padre, como desees, pero espera a que sea de día. Entonces partiré para aprender lo que es tener miedo, y entonces aprenderé un oficio que me permita mantenerme.
- Aprende lo que quieras, - dijo el padre - me da igual. Aquí tienes cincuenta monedas para ti. Cógelas y vete por el mundo entero, pero no le digas a nadie de donde procedes, ni quién es tu padre. Tengo razones para estar avergonzado de ti.
- Si, padre, se hará como deseas. Si no quieres nada más que eso, puedo recordarlo fácilmente. - Así que al amanecer, el chico se metió las cincuenta monedas en el bolsillo y se alejó por el camino principal diciéndose continuamente: - Si pudiera tener miedo, si supiera lo que es temer... - Un hombre se acercó y escuchó el monólogo que mantenía el joven, y cuando habían caminado un poco más lejos, donde se veían los patíbulos, el hombre le dijo: - Mira, ahí está el árbol donde siete hombres se han casado con la hija del soguero , y ahora están a prendiendo a volar. Siéntate cerca del árbol y espera al anochecer, entonces aprenderás a tener miedo.
- Si eso es todo lo que hay que hacer, es fácil. - contestó el joven - Pero si aprendo a tener miedo tan rápido, te daré mis cincuenta monedas. Vuelve mañana por la mañana temprano.

Entonces el joven se fue el patíbulo, se sentó al lado y esperó hasta el atardecer. Como tenía frío encendió un fuego , pero a media noche el viento soplaba tan fuerte que a pesar del fuego no podía calentarse. Y como el viento hacía chocar a los ahorcados entre sí y se balanceaban de un lado para otro, pensó: "Si yo tiemblo aquí junto al fuego, cuánto deben frío deben estar sufriendo estos que están arriba".
.: Condenado é enforcado e dado como morto no Irã, mas achado com vida no  IML; ele se recupera para ser 're-executado'
Como le daban pena, levantó la escalera, subió y uno a uno los fue desatando y bajando. Entonces avivó el fuego y los dispuso a todos alrededor para que se calentasen. Pero estuvieron sentados sin moverse y el fuego prendió sus ropas. Así que el muchacho les dijo: - Tened cuidado u os subiré otra vez.-
Los ahorcados no le escucharon y permanecieron en silencio dejando que sus harapos se quemaran.
Eso hizo que el joven es enfadara, y dijo: - si no queréis tener cuidado, no puedo ayudaros, no me quemaré con vosotros. - y volvió a subirlos a todos a su sitio. Después se sentó junto al fuego y se quedó dormido. A la mañana siguiente el hombre vino para obtener sus cincuenta monedas, le dijo: - Bien, ahora sabes lo que es tener miedo.
- No, - contestó el muchacho - ¿cómo quiere que lo sepa si esos tipos de ahí arriba no han abierto la boca?, y son tan estúpidos que dejan que los pocos y viejos harapos que llevan encima se quemen. - El hombre, viendo que ese día no iba a conseguir las cincuenta monedas, se alejó diciendo:- Nunca me había encontrado con un joven así. -
El joven continuó su camino y una vez más comenzó a mascullar: - Si pudiera tener miedo... - Un carretero que andaba a grandes zancadas tras él lo escuchó y le preguntó: -¿quién eres?.
- No lo sé. - respondió el joven.
Entonces el carretero preguntó: -¿De dónde eres?.
- No lo sé.- respondió el muchacho.
-¿Quién es tu padre?- insistió.
- No puedo decírtelo. - respondió el chico.
-¿Qué es eso que estás siempre murmurando entre dientes?. - preguntó el carretero.
- Ah, - respondió el joven - me gustaría aprender a tener miedo, pero nadie puede enseñarme.
- Deja de decir tonterías. - dijo el carretero -Vamos, ven conmigo y encontraré un sitio para ti. - El joven fue con el carretero y al atardecer llegaron a una posada donde pararon a pasar la noche. A la entrada del salón el joven dijo en alto: - Si pudiera temer... - El posadero lo escuchó y riendo dijo: - si eso es lo que quiere puede que aquí encuentres una buena oportunidad.
- Cállate, - dijo la posadera - muchos entrometidos ya han perdido su vida, sería una pena y una lástima si unos ojos tan bonitos no volviesen a ver la luz del día.
Pero el muchacho dijo: - No importa lo difícil que sea, aprenderé. Es por eso que he viajado tan lejos.- Y no dejó en paz al posadero hasta que al final le contó que no lejos de allí se levantaba un castillo encantado donde cualquiera podría aprender con facilidad lo que era tener miedo, si podía permanecer allí durante tres noches. El rey había prometido que cualquiera que lo consiguiese tendría la mano de su hija que era la mujer más hermosa sobra la que había brillado el Sol. Por otro lado en el castillo se encuentra un gran tesoro guardado por malvados espíritus. Ese tesoro sería liberado y harían rico a cualquiera. Algunos hombres ya lo han intentado, pero todavía ninguno ha salido.
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A la mañana siguiente el joven fue a ver al rey y le dijo: - Si se me permite, desearía pasar tres noches en el castillo encantado. - El rey le observó y como el joven le agradaba le dijo: - Puedes pedir tres cosas para llevarlas contigo al castillo, pero han de ser tres objetos inanimados.
Entonces el chico contestó: - Pues quiero un fuego, un torno y una tabla para cortar con el cuchillo. - EL rey hizo llevar esas cosas al castillo durante el día. Cuando se acercaba la noche, el joven fue al castillo y encendió un brillante fuego en una de las salas, puso la tabla y el cuchillo a su lado y se sentó junto al torno. - Si pudiera tener miedo, - decía - pero tampoco lo aprenderé aquí.
Hacia medianoche estaba atizando el fuego, y mientras le soplaba, algo gritó de repente desde una esquina: - Miau, miau. Tenemos frío.
- Tontos, - respondió él - por qué os quejáis. Si tenéis frío venid a sentaros junto al fuego y calentaros. - Cuando dijo esto dos enormes gatos negros salieron dando un tremendo salto y se sentaron cada uno a un lado del joven. Los gatos lo observaban con mirada fiera y salvaje. Al poco, cuando entraron en calor, dijeron: - Camarada, juguemos a las cartas.
- ¿Por qué no?. - contestó el chico - Pero primero enseñadme vuestras zarpas. - Los gatos sacaron las garras. -¡Oh!, - dijo él - tenéis las uñas muy largas. Esperad que os las corto en un momento. - Entonces los cogió por el pescuezo los puso en la tabla para cortar y les ató las patas rápidamente.
- Después de veros los dedos, - dijo - se me han pasado las ganas de jugar a las cartas. - Luego los mató y los tiró fuera al agua. Pero cuando se había deshecho de ellos e iba a sentarse junto al fuego, de cada agujero y esquina salieron gatos y perros negros con cadenas candentes, y siguieron saliendo hasta que no se pudo mover. Aullaban horriblemente, desparramaron el fuego y trataron de apagarlo. El joven los observó tranquilamente durante unos instantes, pero cuando se estaban pasando de la raya, cogió el cuchillo y gritó:
cuentos de ariadna: Juan sin Miedo
- Fuera de aquí sabandijas. - y comenzó a acuchillarlos. Algunos huyeron, mientras que los que mató los lanzó al foso. Entonces volvió y atizó las ascuas del fuego y entró en calor. Cuando terminó no podía mantener los ojos abiertos y le entró sueño. Miró a su alrededor y vio una enorme cama en un rincón.
- Justo lo que necesitaba.- dijo y se metió en ella. Justo cuando iba a cerrar los ojos la cama empezó a moverse por sí misma y le llevó por todo el castillo.
- Esto está muy bien, - dijo - pero ve más rápido. - Entonces la cama rodó como si seis caballos tiraran de ella, arriba y abajo, por umbrales y escaleras. Pero de repente giró sobre sí misma y cayó sobre él como una montaña. Lanzando al aire edredones y almohadas salió y dijo: - Hoy en día dejan conducir a cualquiera. - Luego se tumbó junto a su fuego y durmió hasta la mañana siguiente.
A la mañana siguiente el rey fue a verle y cuando lo vio tirado en el suelo, pensó que los espíritus lo habían matado. Dijo: - Después de todo es una pena, un hombre tan apuesto... - El joven lo escuchó, se levantó, y dijo: - No es para tanto. - El rey estaba perplejo, pero muy feliz, y le preguntó cómo le había ido. - La verdad es que bastante bien. - dijo - Ya ha pasado una noche, las otras dos serán del mismo estilo. - Fue a ver al posadero, quien poniendo los ojos como platos dijo: - Nunca esperé volverte a ver con vida. ¿Ya has aprendido a tener miedo?
- No, - respondió - es inútil. Si alguien me lo pudiera explicar. - La segunda noche volvió al viejo castillo, se sentó junto al fuego y una vez más comenzó su cantinela: - Si pudiera tener miedo, si pudiera tener miedo... - A medianoche se escuchó alrededor un gran alboroto que parecía como si el castillo se viniera abajo. Al principio se escuchaba bajo, pero fue creciendo más y más. De repente todo quedó en silencio y al rato con un gran grito, medio hombre cayó por la chimenea justo delante de él.
- Hey, - gritó el joven - falta la mitad. Con esto no es suficiente.- Entonces el alboroto comenzó de nuevo, se escucharon rugidos y gemidos y la otra mitad cayó también.
- Tranquilo, - dijo el joven - voy a avivarte el fuego. -Cuando había terminado y miró alrededor, las dos piezas se habían unido y hombre espantoso estaba sentado en su sitio.
- Eso no entraba en el trato, - dijo él - ese banco es mío. - El hombre intentó empujarle, pero el joven no lo permitió, así que lo echó con todas sus fuerzas y se sentó en su sitio.
Más hombres cayeron por la chimenea uno detrás de otro, cogieron nueve piernas humanas y dos calaveras y las dispusieron para jugar a los bolos. El joven también quería jugar: - Escuchadme, ¿Puedo jugar?
- Si tienes dinero, sí. - respondieron ellos.
- Si que lo tengo. - respondió - Pero vuestras bolas no son demasiado redondas. - Cogió las calaveras, las puso en el torno y las redondeó. -Así, - dijo - ahora rodarán mucho mejor.
- Hurra, - dijeron los hombres - ahora nos divertiremos. -
Jugó con ellos y perdió algo de dinero, pero cuando dieron las doce todo desapareció de su vista. Se acostó y se quedó dormido. A la mañana siguiente el rey fue a ver como estaba: - ¿cómo te ha ido esta vez?- le preguntó.
- He estado jugando a los bolos, - respondió - y he perdido un par de monedas.
- Entonces no has tenido miedo? - preguntó el rey.
-¿Qué?- dijo - Si me lo he pasado estupendamente. He hecho de todo menos saber lo que es tener miedo. -
La tercera noche se sentó en su banco y entristecido dijo: - Si pudiera tener miedo... - Cuando se hizo tarde, seis hombres muy altos entraron trayendo consigo un ataúd. Le dijeron al joven:
- Ja, ja, ja. Es mi primo, que murió hace unos días.- y llamó con los nudillos en el ataúd - Sal, primo, sal. - Pusieron el ataúd en el suelo, abrieron la tapa y se vio un cadáver tumbado en su interior. El joven le tocó la cara pero estaba fría como el hielo. - Espera, - dijo - te calentaré un poco- Se fue al fuego, se calentó las manos y las puso en la cara del difunto, pero esta continuó fría. Lo sacó del ataúd, lo sentó junto al fuego y lo apoyó en su pecho frotándole los brazos para que la sangre circulara de nuevo. Como esto tampoco funcionaba, pensó: " cuando dos personas se meten en la cama se dan calor mutuamente". Así que se lo llevó a la cama, lo tapó y se tumbó junto a él. Al rato el cadáver entró en calor y comenzó a moverse.
El joven el dijo:- ¿Ves primo como te he hecho entrar en calor?. - Sin embargo el cadáver se levantó y dijo: - Te estrangularé.
-¿Cómo?, - dijo el joven - ¿Así me lo agradeces? Pues te vas a ir a tu ataúd ahora mismo. - Y lo cogió en volandas, lo tiró al ataúd y cerró la tapa. Entonces los seis hombres vinieron y se llevaron el ataúd.
- No puedo aprender a tener miedo. - dijo el muchacho - Nunca en mi vida aprenderé. - Un hombre más alto que los demás entró y tenía un aspecto terrible. Era viejo y tenía una larga barba blanca.
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- Pobre diablo,- gritó el viejo - pronto sabrás lo que es tener miedo, porque vas a morir.
- No tan deprisa, . respondió el muchacho - que yo tendré algo que decir en eso de que voy a morir.
- Pronto acabaré contigo.- dijo el demonio.
- Tómatelo con calma y no digas bravuconadas que soy tan fuerte como tú o quizá más.
- Lo comprobaremos. - dijo el viejo - Si eres más fuerte, te dejaré ir. Ven y lo comprobaremos. - Lo condujo a través de oscuros pasajes hasta una forja, allí el viejo cogió una enorme hacha y de un tajo partió un yunque en dos.
- Puedo mejorarlo. - dijo el muchacho y se fue a otro yunque. El viejo se acercó para observar con la barba colgando. El joven levantó el hacha, partió el yunque de un tajo y en el camino cortó la barba del viejo.
- Te he vencido. - dijo el joven - ahora te toca morir a ti.- Y con una barra de hierro golpeó al viejo hasta que empezó a llorar y a pedirle que parara, que si lo hacía le daría grandes riquezas.
El joven soltó la barra de hierro y le dejó libre. El viejo lo condujo de nuevo al castillo y en un sótano le mostró tres cofres llenos de oro.
- De todo esto, - dijo el viejo - uno es para los pobres, otro es para el rey y el tercero es para ti. - Entretanto dieron las doce y el espíritu desapareció y el joven se quedó a oscuras.
- Creo que podré encontrar las salida. - dijo el joven. Y tanteando consiguió encontrar el camino hasta la sala donde estaba el fuego y durmió junto a él.
A la mañana siguiente el rey fue a verle y le dijo: - Ya tienes que haber aprendido lo que es tener miedo. -
- No, - contestó - vino un muerto y un hombre con barba me enseño un montón de dinero abajo, pero nadie me ha dicho lo que es tener miedo. -
- Entonces, - dijo el rey - has salvado el castillo y te casarás con mi hija. -
- Todo eso está muy bien, - dijo el joven - pero sigo sin saber lo que es tener miedo. - Se repartió el oro y se celebró la boda. Pero por mucho que quisiese a su esposa y por muy feliz que fuese el joven rey siempre decía: - si pudiera tener miedo, si pudiera tener miedo... - Eso acabó por enfadar a su esposa: "Encontraré una cura, aprenderá a tener miedo."
Fue al río que atravesaba el jardín y se trajo un cubo lleno de gobios. Por la noche, cuando el joven rey estaba dormido, su esposa le quitó las sábanas y le vació encima el cubo lleno de agua fría con los gobios, de manera que los pececitos se pusieron a dar saltos sobre él. El se despertó y gritó: - ¡Qué susto! , ahora sé lo que es asustarse.
Aquarismo no Brasil evolui e se torna mais popular - Aquaterrário
Fin.