EL ÁRBOL DE LOS MIL Y UN
DESEOS.
ROCÍO CUMPLIDO GONZÁLEZ.
El árbol de los mil
y un deseos es uno de los cuentos de sueños.
1
- Crear una
golosina con tres sabores diferentes.
2
- Hablar un idioma
que nadie conozca.
3
- Conocer a
personas extraordinarias.
4
- Viajar por el
mundo.
5- También viajar por el mundo.
6
-- Quizás viajar
por el mundo
7
- ¿He puesto ya
viajar por el mundo?
Mi abuelo no puede
parar de reír, cuando le leo la lista de deseos que acabo de escribir:
—Vaya Naya, parece
que tienes las cosas muy claras.
—Si abuelo—respondo
con una sonrisa. —Quiero ser exploradora como tú y ver el mundo: quiero navegar
por los siete mares y cruzar los océanos. Montar en camello a través del
desierto y surcar los cielos pilotando mi propio avión.
—Estoy convencido
de que harás todo eso y más.
Mi abuelo es el
mejor. Él siempre me apoya y sabe cuándo estoy de mal humor. Vive con nosotros
es nuestra casa y la verdad es que ¡me encanta! por las noches nos quedamos
hasta tarde leyendo; pero no leemos cuentos: cuando era joven y viajaba por el
mundo, el abuelo escribió todas sus aventuras en unos diarios: todos los sitios
que visitó, todas las personas que conoció y todas las aventuras que vivió. Me
encanta leerlos e imaginar que estoy con él, en uno de esos países lejanos en
los que yo nunca he estado.
Seguro que piensas
que soy muy soñadora, e incluso que estoy un poco loca… no te preocupes, no
eres el único:
— ¿Qué quieres ser
exploradora? —me pregunta sorprendida Tola.
— ¡Eso es
imposible! —exclama sin creerme Dona.
—Solo sabes decir
tonterías—afirma cruelmente Mona.
Tola, Dona y Mona
son hermanas y trillizas. Siempre van vestidas igual y a veces no las puedo
diferenciar. Se hacen llamar “Las jefas de la clase” y piensan que todos
tenemos que hacer lo que ellas nos manden.
— ¡No son
tonterías!—grito enfadada—. Voy a viajar por el mundo: descubriré un nuevo
continente, probaré la comida de todos los países, aprenderé a bailar la danza
de una tribu africana y escalaré las montañas más altas.
Las trillizas se
parten de la risa. Se meten conmigo durante todo el recreo y al final,
consiguen que todos mis compañeros se burlen de mis deseos.
Esa tarde para
merendar hay tarta de manzana; pero estoy tan triste que no quiero ni probarla.
— Ummm… mis
superpoderes de abuelo me dicen, que tiene que haber pasado algo muy malo en el
colegio para que no quieras probar tu tarta favorita.
Enfadada, le cuento
al abuelo lo que me dijeron las trillizas: —Dicen que nunca podré ser
exploradora porque todos los continentes ya han sido descubiertos. Me han dicho
que de mayor tengo que buscarme un trabajo normal, ser como los demás y que mis
deseos nunca se harán realidad.
El abuelo se queda
muy serio durante un buen rato, ¡miedo me da imaginar en que estará pensando! y
de repente, como una estrella fugaz, una chispa de luz se enciende en sus ojos.
—Naya ven conmigo,
voy a presentarte a un viejo amigo.
— ¿A quién? —pregunto
sorprendida.
—Al árbol de los
mil y un deseos—responde mi abuelo sonriendo.
Al final de un
sendero, en medio de un hermoso campo de margaritas, se encuentra el árbol de
los mil y un deseos. Impresionada por lo bonito que es. Me acerco y pongo la
mano sobre el tronco. Está lleno de agujeros y dentro de cada uno de ellos hay
trocitos de papel de diferentes colores.
Mi alma de
exploradora no puede aguantar más y, con mucho cuidado, cojo uno de los trozos
de papel y lo abro.
“Árbol de los mil y
un deseos, yo deseo aprender a montar en bicicleta del revés y recorrer las
calles del pueblo sin caerme ni una sola vez.”
— ¡Es la letra de
mamá!
El abuelo se
acerca, se pone de rodillas para estar a mi altura y mirándome a los ojos me
dice:
—Cuando tu madre
era tan pequeña como tú, tuvo esta idea tan loca y se la contó a todo el mundo
pensando que se alegrarían y la animarían. Sin embargo, muchos se burlaron de
ella y le dijeron que nunca podría conseguirlo. Entonces vino aquí, escribió su
deseo y lo puso dentro árbol.
— ¿Y el árbol le
concedió su deseo? Puedo imaginarme a mamá haciendo realidad ese loco sueño.
—No—contesta—. El
árbol de los mil y un deseos no puede hacer realidad tus sueños.
Lo que hace el
árbol es llamar a tu deseo y decirle donde estás, para que aparezca y se haga
realidad. Pero los deseos son muy presumidos y les encanta que las personas se
esfuercen para hacerlos aparecer. Por eso, si cuando tu deseo te encuentre ve
que te has rendido, sólo porque unos niños se han metido contigo ¿sabes lo que
hará?
—No—respondo en un
suspiro.
—Ese deseo se dará
media vuelta, se irá y nunca volverá.
—Pero mi deseo es
imposible abuelo, todos me lo dijeron.
—Todas esas
personas se equivocan Naya. La verdad es que no existen los deseos imposibles,
es solo que a veces son difíciles de alcanzar; pero si te esfuerzas y crees en
ti misma, te aseguro que cuando tu deseo te encuentre se hará realidad.
El abuelo saca de
su bolsillo un trozo de papel y un lápiz. Sin perder el tiempo lo cojo todo, me
siento en el suelo y me pongo a escribir:
“Árbol de los mil y
un deseos, yo deseo ser exploradora y viajar por el mundo. Descubrir cada
precioso rincón del planeta y aprender todo lo bueno que las personas que
conozca quieran enseñarme.”
Doblo el papel con
mucho cuidado y lo dejo dentro de uno de los agujeros del árbol. De repente,
una suave brisa agita las ramas.
— ¡Mi deseo ya está
en camino! —exclamo sin dejar de sonreír.
Esa tarde, mientras
vuelvo casa agarrando fuerte la mano de mi abuelo; hago una promesa: traer a
mis compañeros de clase para que conozcan el árbol de los mil y un deseos. Así
entenderán, que con un poco de esfuerzo, fe y esperanza cualquier deseo se
puede hacer realidad.
FIN
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